Desde tiempos ancestrales ocurren en los Andes encuentros rituales de ofrenda para satisfacer a sus dioses.
En varios de los encuentros de la región, la ofrenda a la Madre Tierra se realiza con sangre humana.
Uno de los encuentros más llamativos es la ofrenda de Chiaraje que tiene la particularidad de enfrentar a dos pueblos hermanos en un campo de batalla.El enfrentamiento que se da a través de piedras arrojadas con hondas, llamadas Huaracas, ocurre cada 20 de enero, en la cima de una montaña a más de 5600 metros sobre el nivel del mar, donde limitan los territorios de Checca y Quehue y mantiene en esencia la tradición hasta el día de hoy. Conviven en su historia diferentes versiones de la concepción. Para algunos participantes este encuentro se toma como un juego, para otros es un ritual religioso de profundas raíces que han dejado sus ancestros quienes fueron entrenados por el líder indígena Tupac Amaru a quienes consideraban como los guerreros más fuertes de todo el imperio Inca. Así, el ganador será quien consiga hacer sangrar a más a su oponente y así fertilizar la tierra con sangre la derramada. Quien gane obtendrá buenas cosechas, el perdedor deberá esperar mejor suerte el año siguiente.